Imbabura está llena de límpidos lagos regados por doquier, entre verdes montañas, tupidos bosques y amplios valles que dan paso al indígena labrador, que no solo cultiva su fértil tierra, sino que demuestra su habilidad artesanal, en las ferias y mercados especialmente de Otavalo, donde se reúnen en la plaza del Poncho todos los fines de semana, dando un espectáculo de tradición y colorido, envuelto con la gente de otras tierras que visita la zona en busca de folcklore y artesanías.
Ibarra: la capital blanca, con casa-quintas de un solo piso y tejas polvorientas, que contrastan con el brillante adoquín de sus amplias calles y avenidas, Iglesias de piedra y esbeltas cúpulas ponen el sello de la ciudad.
Poblados artesanales: como San Antonio, Cotacachi, Zuleta, Otavalo demuestran su arte grabado en la piedra, la madera, el cuero y el textil, mientras que los poblados del Valle del Chota nos demuestran sus costumbres afro-ecuatorianas, a través de su música, su baile y sus viviendas de madera y paja , dentro de su valle caliente y fértil.
El lago San Pablo, junto al Imbabura, montaña con una curiosa forma, que parece despegarse del suelo rumbo al infinito, se encuentra uno de los 28 lagos con que cuenta ésta provincia, el cual a mas de refrescar la mirada al contemplar el paisaje, nos deleita y nos distrae con la presencia de pequeños veleros blancos que cruzan en sus plácidas aguas, entonando con el limpio ropaje también blanco de los indígenas que viven en el sector, y que son parte misma de la vida imbabureña.
Las artesanías: Tejidos de cabuya, totora, yute, lana, bordados, candelabros de bronce, talla de madera y piedra, curtiembre de cuero, moldeo de cerámica y barro entre las más cotizadas por los visitantes a esta mágica provincia.
Ibarra: la capital blanca, con casa-quintas de un solo piso y tejas polvorientas, que contrastan con el brillante adoquín de sus amplias calles y avenidas, Iglesias de piedra y esbeltas cúpulas ponen el sello de la ciudad.
Poblados artesanales: como San Antonio, Cotacachi, Zuleta, Otavalo demuestran su arte grabado en la piedra, la madera, el cuero y el textil, mientras que los poblados del Valle del Chota nos demuestran sus costumbres afro-ecuatorianas, a través de su música, su baile y sus viviendas de madera y paja , dentro de su valle caliente y fértil.
El lago San Pablo, junto al Imbabura, montaña con una curiosa forma, que parece despegarse del suelo rumbo al infinito, se encuentra uno de los 28 lagos con que cuenta ésta provincia, el cual a mas de refrescar la mirada al contemplar el paisaje, nos deleita y nos distrae con la presencia de pequeños veleros blancos que cruzan en sus plácidas aguas, entonando con el limpio ropaje también blanco de los indígenas que viven en el sector, y que son parte misma de la vida imbabureña.
Las artesanías: Tejidos de cabuya, totora, yute, lana, bordados, candelabros de bronce, talla de madera y piedra, curtiembre de cuero, moldeo de cerámica y barro entre las más cotizadas por los visitantes a esta mágica provincia.
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